sábado, 5 de enero de 2013

El emperador Carlos V. en la tumba de Lutero

Después de la derrota de los protestantes en la batalla de Mühlberg durante la guerra de Esmalcalda (1546/47), el ejército imperial estaba a las puertas de Wittenberg, de modo que el príncipe elector se vio obligado a firmar la "Capitulación de Wittenberg", en la que entregaba la ciudad y renunciaba a su dignidad electoral.
El 23 de mayo de 1547, el emperador entró cabalgando a la ciudad y concurrió también a la iglesia del castillo, a visitar la tumba de su gran adversario Lutero.
Alrededor de este acontecimiento, a lo largo de los siglos han surgido algunas leyendas que sin embargo carecen de fundamento histórico. Una de éstas dice que, ante la tumba abierta del reformador, le habrían pedido al emperador que, aunque muerto, entregue a la hoguera los restos mortales del hereje.
El emperador habría respondido: Ha encontrado a su juez. Yo hago la guerra contra los vivos, no conta los muertos.
Mas esta frase no está basada en hechos: en las crónicas de Juan (Johannes) Bugenhagen, quien por lo demás relata exhaustivamente la visita del emperador, no se encuentra ninguna palabra al respecto.
Otra leyenda narra que, antes de la llegada del ejército imperial, el cadáver de Lutero habría sido sacado de su tumba por precaución, y trasladado a un lugar conocido sólo por pocas personas.
La apertura de la tumba en la iglesia del castillo, realizada el 14 de febrero de 1892, trajo claridad: allí descansan los restos del reformador.

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